Por Oscar Blando. Doctor en Derecho. Prof. Titular de Derecho Político (grado) Constitucional Profundizado y Electoral (posgrado) UNR. Ex Director de Reforma Política y Constitucional de Santa Fe.
Postergar o suspender las PASO significa cambiar las reglas electorales. Y las reglas electorales no son adornos en los procesos electorales: organizan la competencia política, la oferta electoral y la representación y deben garantizar el derecho constitucional de elegir y ser elegido. La modificación de las reglas electorales tiene impacto y consecuencias en el sistema político: nunca son neutras.
Por lo tanto, la supresión o suspensión de las PASO requiere de una amplio consenso político: no pueden ser pensadas en beneficios o ventajas para unos y en perjuicio para otros. La modificación de las PASO sólo es viable con un necesario acuerdo político, especialmente de las mayorías parlamentarias en el Congreso Nacional ya que se necesita modificar la ley electoral: no puede hacerlo el Presidente por un DNU ya que le está vedado constitucionalmente legislar en materia electoral (art. 99, inc 3).
La supresión de las PASO supone la modificación en la forma de nominación de las candidaturas partidarias y esto tiene un doble impacto: por un lado en la población, en el electorado, ya que no podrá ejercer ese derecho electoral de participación política, y especialmente, tienen influencia decisiva en los partidos y coaliciones electorales. Las PASO significan una forma ordenada, previsible y equitativa de seleccionar los candidatos en las distintas listas y de resolver democráticamente las diferencias intra partidarias.
Los argumentos que suelen esgrimirse para la suspensión de las PASO son la pandemia y el gasto. Ciertamente, hay un escenario electoral incierto para el 2021, pero las predicciones indican que la situación puede mejorar, incluso por la aparición de la vacunas, y por otro lado, las elecciones en la región se vienen realizando con protocolos estrictos aún con pandemia y en estas épocas: Bolivia lo ha hecho recientemente sin inconvenientes y por estas horas EEUU, donde han votado mas 50 millones de personas de manera presencial.
Si del “gasto” se trata debemos decir, que la democracia electoral siempre tiene sus “costos” económicos y vale la pena afrontarlos para garantizar los derechos políticos de los ciudadanos. Si de “ajustes” se trata no empezaría por la supresión de las elecciones. Si la política quisiera ahorrar recursos y garantizar las salud y el impacto ambiental, debería empezar por implementar la boleta única de papel a nivel nacional como una forma de hacer más equitativa y transparente la votación, evitando además el “negocio” de muchos aventureros de la política que más que partidos organizan “micro emprendimientos individuales”.
Santa Fe, simultaneidad y boleta única.
Más allá de las supresión o no de las PASO, si la Provincia decidiese realizar elecciones simultáneas con la Nación en el año 2021, debemos garantizar, como lo hizo el Gobierno del Frente Progresista junto a las fuerzas de la oposición en 2013 y 2017, la utilización de la boleta única de papel para la elección de cargos locales.
Santa Fe en base a su poder autonómico garantizado por la Constitución y en defensa de su sistema de votación debe asegurar, si se deciden elecciones simultáneas, que el pueblo santafesino vote en un mismo acto con dos sistemas diferentes: las boletas partidarias a nivel nacional y la boleta única de papel a nivel de cargos locales. Así garantizaremos el federalismo electoral y cuidaremos el voto de los santafesinos con la boleta única de papel. Cuidar el voto es cuidar la democracia.
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