Como abogado matriculado perteneciente al Colegio de Abogados, 2ª Circunscripción de Rosario, me dirijo a usted (Arturo Araujo) a fin de manifestarle formalmente mi inocultable rechazo por sus temerarias declaraciones vertidas en el Día del Abogado respecto a la despenalización del aborto.
Como abogado matriculado perteneciente al Colegio de Abogados, 2ª Circunscripción de Rosario, me dirijo a usted (Arturo Araujo) a fin de manifestarle formalmente mi inocultable rechazo por sus temerarias declaraciones vertidas en el Día del Abogado respecto a la despenalización del aborto. Usted, señor presidente, tiene entre sus facultades las de representar al directorio del Colegio pero no a verter opiniones personales y menos de hondo contenido político —que le está vedado— (critica insólitamente una declaración al Concejo Municipal de Rosario, órgano representativo de la voluntad popular rosarina) sobre una cuestión altamente sensible y en donde se entremezclan las (sus) cuestiones personales, religiosas y hasta filosóficas. No era el ámbito ni la oportunidad ni está entre sus obligaciones estatutarias tratar inconsultamente este tema y menos en el día del abogado: admitió que el directorio "no se había expedido" ni tampoco los miles de abogados que integramos el Colegio. De más está decir que también son claramente discutibles (y por tanto inapropiadas haberlas allí expresado) sus opiniones personales caracterizadas como "jurídicas" sobre la supuesta inconstitucionalidad o lesión a los tratados internacionales de derechos humanos sobre la despenalización del aborto. No comparto esta posición como seguramente muchos de mis colegas: con más razón debió privar su mesura y evitar tan imprudentes como inoportunas definiciones. Usted es el presidente del directorio del Colegio de todos los abogados y no el vocero de determinada institución confesional: no resulta ético ni estatutariamente corresponde, que utilice los atriles que le permite su investidura para expresar tan livianamente sus opiniones personales públicamente, comprometiendo a todos los abogados que aún no se han expedido democráticamente sobre el tema y debería, incluso, discutirse si corresponde o no hacerlo. Tiene sí todo el derecho de manifestarse sobre la despenalización del aborto realmente a "título personal": un artículo de opinión en un periódico o en una revista científica hubiese sido mucho más apropiado que hacerlo como presidente del Colegio de Abogados de Rosario en un acto público. Ahora, lamentablemente, el daño institucional está hecho.
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