jueves, 24 de octubre de 2019

El poder del voto (y de la democracia)


Yo sé que muchas veces estamos “enojados” con nuestra democracia. O más bien, con nuestros gobernantes e instituciones. Y tenemos razones para estar disconformes.
¿Pero saben que?. Hay que seguir apostando a ella, aunque aparezca imperfecta. Tan sólo porque los autócratas le temen a la democracia, -más bien, a las decisiones que toma el pueblo-. Tan sólo por ello, hay que defenderla, afianzarla, mejorarla.
Los autócratas eliminan los partidos y las elecciones. ¿Por qué creen que lo hacen?.


Porque le temen a ese momento único e irrepetible. Ese momento de libertad absoluta en donde TODOS valemos iguales. Ese momento que no pueden controlar: Cuando votamos. Cuando elegimos. Cuando decidimos.
En ese instante no pueden con nosotros: ni los “mercados” ni las bayonetas, ni los patrones, ni los medios, ni los gobiernos de turno.
Los autócratas se asustan ante las elecciones. Le temen a los órganos deliberativos. Al control civil. A las instituciones basadas en valores democráticos: como la Universidad, la cooperativa, la vecinal.

También los ·mercados” se asustan con las elecciones, escucho decir por estos días.
Y eso está bien. Es bueno que alguna vez sientan que hay un poder superior a ellos. El poder democrático. Aunque sea por un instante. (Y se asustan porque saben que no es por un instante).
Ellos manejan el dinero, nosotros debemos manejar las cosas comunes. Ellos no pueden hacerse cargo de los bienes públicos. No debemos permitir que se hagan cargo de los bienes y servicios públicos.
El mercado solo habla en términos de mercancías y precios. En democracia, cuando decidimos, hablamos de necesidades. De Derechos.
La igualdad y la justicia no son parte del léxico mercantil. Nosotros luchamos por sociedades igualitarias. Justas.
Ellos prefieren, como los autócratas, democracias débiles, controlables, raquíticas, “representantivas” sólo expresadas a través del voto. No quieren que deliberemos (ni decidamos) sino sólo a través de nuestros representantes.
Nosotros, además del sufragio, además de elegir a nuestros representantes, pretendemos democracias fuertes, que equilibren el poder del dinero, que la mayoría de los casos, es nuestro dinero... Queremos democracias más igualitarias. Participativas. Donde se delibere, se argumente y se decida. Mal que les pese a los autócratas y a los mercados.
Y el domingo, decidiremos. Una vez más. A pesar de todo.
Utilicemos el poder que tenemos.
El del ciudadano.
El del vecino.
El poder de los que no tienen voz.
El del pueblo.
Y hagámoslo con alegría.
Con una sonrisa: sabiendo que cuando decidimos en libertad, hay muchos que se asustan…
En el miedo a la democracia de algunos consiste la fortaleza de muchos. De Nosotros.
No desaprovechemos el poder de la democracia.